UN AÑO QUE TERMINA

Hace tiempo que no hago una entrada en el blog. No sé por qué. Supongo que la rutina y la estabilidad se han instalado en mi vida... o eso creo. Hoy haré la última entrada de este año, aunque el sentido de pasar de un un año a otro para mí no tiene importancia al haber interiorizado "vivir el momento", moldear mi tiempo en un "día a día". Desde marzo que empecé este diario, han pasado tantas cosas, buenas y malas, positivas o negativas. No importa, me quedaré con lo bueno, aunque soy ya hija de mi pasado.
Este año he aprendido a Vivir, a saborear los momentos, disfrutar de las sucesivas instantáneas fotográficas de mi vivir diario. La vida es una película, hecha de continuas fotografías y he intentado, en la medida de lo posible, centrarme en cada una de ellas, sin tener perspectivas o ángulos, no me importaba la historia, lo que tenía que pasar pasaba. Sentarme en mi sillón, sentir el sol, contemplar la lluvia, leer, esperar en consulta tranquilamente charlando, estar en mi sillón de quimio pasando el rato... han sido mis momentos vividos. Así no hay perspectivas y proyectos de futuro, no te creas frustraciones pues no esperas nada. Sólo vives haciendo lo que tienes que hacer, sintiendo lo que tienes que sentir. El tiempo pasa y yo sigo viviendo, eso es lo importante: el objetivo es estar; no importa las formas de lograrlo.
He aprendido la palabra desprendimiento. Amar la vida implica que más allá de ella ¿qué tenemos? Nada. Tenemos capas sobre capas de cosas y hechos insustanciales, inservibles, escondiendo en su interior el mayor tesoro que podemos tener: vivir. Cuando tocamos suavemente la mortalidad, se nos abre el telón de este gran teatro que es la vida y sentimos el tiempo perdido sin haber entendido que el mayor valor que tenemos está delante de nuestros ojos. Pero no debemos llorar por lo perdido sino disfrutar del presente y apreciar y disfrutar con lo adquirido. Todo sobra. Abrimos los ojos a las verdaderas personas que nos aman y se quedan a nuestro lado, apreciamos lo que materialmente tenemos y damos cuenta de que sólo salud necesitamos. 
He aprendido la fortaleza, la persona luchadora que soy, la capacidad de capear temporales, de estar en medio de la tormenta y mantener la calma. Esto no implica que haya tenido mis momentos, que el ánimo se fuera y pensará que era mejor que todo pasara rápido y sucediera ya. Pero al día siguiente empezaba la locomotora a tirar del tren, con empuje y fuerza, mucha fuerza. Estoy agarrada firmemente a la vida y quiero disfrutar de ella en la tranquilidad en la que estoy instalada.
Este año han pasado muchas cosas en mi vida, pero me quedo con lo aprendido, con las personas que me quieren y yo quiero, con los reencuentros vividos. Me quedo con mi Sol que cada día anunciaba que seguía, con mi espíritu que luchaba contra negros pensamientos, con mi calma en los duros momentos. Pero como empecé al principio, para mí no existe el año solamente el día a día. Hoy, ahora, en este mismo instante es lo que vivo y me importa. El pasado quedó atrás y el futuro no existe, ahora mismo sigo, estoy y soy ¿hay algo más?. Día a día. Seguimos con esperanza.

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